Desde temprana edad, me apasionó entender cómo piensa y siente el ser humano. Me sumergí en los escritos de filósofos clásicos, especialmente Platón, cuya mayéutica es la base del coaching moderno. Incluso de niña, mis amigas acudían a mí en busca de consejo, un primer indicio de mi vocación por el coaching.
A los 18 años, sentía una gran discrepancia entre las convenciones sociales y mi naturaleza interna. Impulsada por el deseo de encontrar respuestas a mis preguntas y explorar diferentes formas de pensar, comencé a viajar por Europa. Gracias a becas, voluntariados y pequeños trabajos, viví en ciudades como Dublín, Soria, Atenas, Innsbruck, Tesalónica, Helsinki, Múnich.
Durante estos años, completé mi formación universitaria en Traducción e Interpretación y me formé en diversas escuelas espirituales. Esta experiencia amplió mi comprensión del ser humano, permitiéndome ver más allá de lo físico y lo mental. Muchas de mis preguntas obtuvieron respuestas. Fue como pasar de ver una película en blanco y negro a verla en color.
Al finalizar mis estudios y adentrarme en el mundo profesional, descubrí la manera de seguir desarrollando mi vocación por el bienestar y el crecimiento personal de las personas: Me especialicé en consultoría y gestión del cambio, centrándome en la gestión de personas y el desarrollo de liderazgo. Gran parte de mi trabajo implicaba capacitar a estas personas en inteligencia emocional y acompañarlas en su desarrollo y bienestar profesional.
Durante esos años me capacité también en programación neurolingüística, coaching sistémico, coaching ejecutivo y herramientas psicoterapéuticas. También completé un Máster en dirección de recursos humanos.
Los acontecimientos del 2020 y mi embarazo en 2021 me llevaron a un profundo periodo de reflexión. Ya no era solo una eterna estudiante de la capacidad humana, ni una profesional dedicada al desarrollo y bienestar de sus clientes. Esta vez era una madre que anhela un mundo mejor para su hija.
Estoy convencida de que un “mundo mejor” solo es posible si las personas que lo habitamos nos sentimos bien con nosotras mismas. La pregunta crucial es: ¿Cuándo nos sentimos realmente bien? ¿Cuándo somos nuestra mejor versión?
Observé que, en mis más de 20 años en el desarrollo personal y más de 15 años acompañando a personas y líderes en su crecimiento profesional, la mayoría no se sentían completamente satisfechas. Noté un patrón similar en mi propia historia.
Decidí centrarme en momentos de logros, felicidad y empoderamiento y descubrí un patrón claro: la coherencia.
Cuando alineamos nuestras dimensiones física, mental, emocional y energética, nos volvemos conscientes de nuestras verdaderas necesidades y conectamos con todos los recursos necesarios para lograr y mantener aquello que realmente deseamos.
Implementé este enfoque integrativo en mi vida y en las sesiones con mis clientes, obteniendo resultados reveladores: mayor autoestima, seguridad, logro de objetivos y reducción de conflictos.
Confío plenamente en ti y en tus capacidades.
A veces, solo necesitamos un poco de acompañamiento para recordarlo.
¿Te animas a descubrir de lo que eres capaz?