¿Demasiadas decisiones te abruman?
Descubre cómo simplificar tu vida con un simple cambio de enfoque
Deseas lo mejor para ti, para tu familia. El mejor coche, la mejor alimentación, la mejor educación… Y con “mejor” no me refiero a lo más caro sino a aquello que se ajusta a tus valores y expectativas.
Es más, no solamente deseas lo mejor. Como mujer inteligente, con opciones y recursos, sientes que es tu obligación elegir de forma óptima para ti y para los tuyos.
¿Te sientes identificada?
Tomamos aproximadamente 35,000 decisiones al día, pero solo un 8% de ellas son realmente meditadas y reflexionadas. Son estas decisiones las que más energía mental nos consumen, ya que implican análisis y comparación. En mi consulta, veo a muchas personas angustiadas por la idea de elegir siempre “lo correcto”.
Hoy quiero compartir contigo algunas reflexiones extraídas del libro “la paradoja de la elección” del psicólogo Barry Schwartz que pueden aligerar esa carga y ayudarte a sentirte más en control. A mí, me cambiaron la vida.
La paradoja de la elección: Por qué tener demasiadas opciones no es tan bueno.
Creemos que cuantas más opciones tengamos, mejores serán nuestras decisiones. Sin embargo, la investigación de este psicólogo revela que cuando enfrentamos demasiadas opciones nos sentimos abrumadas y solemos acabar insatisfechas con la decisión que tomemos. Esto sucede por varios motivos:
- Sobrecarga de información: Tener demasiadas alternativas requiere procesar más información, lo que nos genera fatiga mental.
- Miedo al arrepentimiento: Cuantas más opciones tengamos, más posibilidades de dudar si tomamos la decisión correcta.
- Elevadas expectativas: Más opciones crean la ilusión de que la elección perfecta existe, lo que aumenta la presión y hace que cualquier error parezca más grande.
La clave es entender que la decisión perfecta no existe. Solo podemos decidir en base a la información que tenemos ahora. Como personas adultas hemos de saber llegar a compromisos con nosotras mismas.
Las dos personalidades en la toma de decisiones: maximizers vs. satisficers.
Las personas maximizadoras buscan siempre la mejor opción posible, analizando interminablemente cada detalle. Este enfoque lleva al agotamiento mental e incluso a malestar físico. ¿Te ha pasado alguna vez que, en el supermercado, te quedas en blanco frente a una estantería o te sientes abrumada por una decisión tan simple como qué tipo de macarrones comprar?
Por otro lado, las personas satisfactoras se conforman con una opción que cumple sus criterios deseados. No buscan lo óptimo, sino lo suficientemente bueno. A pesar de lo que puedas pensar, este enfoque hace que las personas se sientan más satisfechas y felices, ya que no están consumidas por el análisis excesivo.
También gozan de mayor calidad de vida, ya que dedican su energía y tiempo a aquellas actividades más prolíficas como espacio para el deporte, tiempo en familia de calidad y concentración en el trabajo.
Consejos para simplificar tus decisiones
- Conoce (y acepta) cuáles son tus prioridades: En lugar de buscar siempre lo mejor, identifica los criterios más importantes para ti en cada decisión. Recuerda que tienen que estar alineados con tus valores de vida, si no, nunca estarás satisfecha con tus decisiones.
- Pon límites de tiempo: Fijar un plazo para decidir te ayuda a evitar caer en el análisis excesivo. Una vez que hayas decidido, comprométete con tu elección.
- Acepta la imperfección: No existe la decisión perfecta. Lo importante es que la elección se alinee con tus necesidades actuales. Aprende a soltar la búsqueda de lo ideal.
- Simplifica las decisiones automáticas: Elimina la cantidad de elecciones pequeñas que tomas cada día: ya sea tu ropa, accesorios, deporte…
- Automatiza las decisiones pequeñas: Simplifica aquellas decisiones rutinarias, como la ropa que usas o las comidas que preparas. Esto liberará tu energía para las decisiones realmente importantes.
- Prioriza las decisiones importantes: No todas las elecciones tienen el mismo peso. Diferencia entre aquellas que merecen tu tiempo y energía y las que no.
Ponlo en práctica:
Escribe 1 área en la que te sientes más abrumada por las decisiones (ejemplo: trabajo, vida social, salud). Define tus 3 prioridades principales (recuerda que han de estar siempre alineadas con tus valores). Durante una semana, cuando enfrentes decisiones en esa área, selecciona la opción que cumpla con esos tres criterios. Deja de buscar alternativas una vez que encuentres una opción que encaje. Esto te permitirá sentirte más en control y menos abrumada.
Recuerda, no se trata de tomar la decisión perfecta, sino de reducir la carga mental que conlleva la toma de decisiones.
Te animo a probar el ejercicio durante una semana. ¡Me encantará saber cómo te ha ayudado! Y si conoces a alguien que también se sienta abrumada por las decisiones, comparte este artículo.
Estoy aquí para ayudarte a conectar contigo misma y empoderarte en cada paso del camino.
2 comentarios
Gracias Eva, parece un espacio muy íntimo y potente el que quieres compartir con nosotras.
Gracias Maite. Así es, este es un lugar para conectar y crecer. Un abrazo