Si yo te pregunto ahora, ¿cómo estás respirando? ¿serías capaz de responderme? ¿Eres en estos momentos consciente de tu respiración?
La respiración es el puente que conecta nuestra mente con nuestro cuerpo. Es lo primero que hacemos al nacer y lo último que hacemos al morir.
Nos pasamos la Vida respirando y, sin embargo, poco conocemos de este acto que la mayoría de las personas realizan de forma deficiente.
En este artículo te invito a transformar tu forma de respirar, para que deje de ser un acto involuntario y de supervivencia y se convierta en una expresión de maestría mental.
Te animo a que te conviertas en la dueña de tu vida haciéndote primero dueña de tu respiración.
Empecemos por el principio ¿Qué es la respiración? La respiración es nuestra principal fuente de energía. Consiste en llenar nuestros pulmones de aire para que la sangre, rica en oxígeno, llegue al corazón desde donde se bombea a todas las células del cuerpo. Estas células generan la energía que requieren mediante el oxígeno, produciendo dióxido de carbono como subproducto. Este dióxido de carbono, junto con otras toxinas, se elimina a través de la exhalación de nuestros pulmones.
Resumiendo: la inhalación oxigena cada célula de nuestro cuerpo, mientras que la exhalación desintoxica el organismo.
La respiración consciente tiene un impacto directo sobre nuestro bienestar físico y mental.
Impacto físico de la respiración consciente:
- Mayor oxigenación de las células del cuerpo.
- Reducción de la tensión muscular.
- Mejora de la circulación sanguínea.
- Estimulación del sistema linfático.
- Mayor eliminación de toxinas.
- Mejora de los procesos digestivos.
- Todo ello conlleva a un aumento de la vitalidad 🙂 .
Impacto mental de la respiración consciente:
- Reducción del estrés y la ansiedad.
- Mejora de la concentración y la atención.
- Regulación emocional y aumento de la conciencia.
- Mayor control sobre nuestra respuesta a los estímulos externos. Al ser consciente de nuestras emociones, podemos reflexionar sobre nuestros pensamientos y elegir de manera forma consciente nuestra respuesta hacia lo que está sucediendo en el exterior.
Ahora que ya conoces los beneficios de una respiración adecuada, vamos a adentrarnos en los tres tipos de respiración que practicamos. Esto te ayudará a reconocerlos fácilmente a medida que te vuelvas más consciente de tu propia manera de respirar.
Tipos de respiración:
Respiración clavicular o alta:
En esta respiración los hombros y la clavícula se elevan, mientras el abdomen queda contraído. Esta forma de respirar es la menos eficiente y es frecuente en personas con problemas de estrés agudo.
Esta respiración limita la cantidad de oxígeno que inhalamos y contrae los músculos del cuello y los hombros. Está asociada con respuestas de «lucha o huida» y contribuye a la ansiedad y al estrés debido a la activación del sistema nervioso simpático.
Lamentablemente, es la forma en que la mayoría de las personas respiran cuando están “en automático”.
Respiración costal:
La caja torácica permite la respiración hacia los costados y hacia adelante y atrás. De este modo se contrae y dilata la parte media de los pulmones, con la ayuda de los músculos intercostales
Favorece la expansión de la parte media y superior de los pulmones. Aunque es más profunda que la respiración clavicular, no implica una expansión completa del diafragma.
Respiración abdominal o diafragmática:
Es la respiración que surge de forma natural cuando estamos relajados y con buena postura. Los bebés respiran de esta manera instintivamente.
Aquí el diafragma baja y el abdomen se hincha. Esta respiración activa el sistema nervioso parasimpático, induce a la relajación y reduce la tensión en los músculos del cuello y hombros. Mejora la postura y la salud en general, reduciendo también los niveles de estrés.
Fomenta la conexión mente-cuerpo y la conciencia del momento presente. Lo que hace que seamos dueñas de nuestras reacciones a los estímulos externos.
Esta es la respiración que se aconseja mantener en nuestro día a día.
Te propongo dos ejercicios para que practiques y mejores tu conciencia respiratoria:
- Haz varias pausas al día y pregúntate ¿cómo estoy respirando ahora? Cuando hayas identificado qué el tipo de respiración estás manteniendo (clavicular, costal o abdominal) chequea el estado de tu cuerpo y tu mente (cómo están los hombros, cómo siento el abdomen, qué tipos de pensamiento tengo…) Si no estuvieras en respiración diafragmática, te invito a que conscientemente la practiques y chequees de nuevo cómo te sientes.
- La próxima vez que estés en una situación de estrés, te invito a que antes de reaccionar tomes consciencia de tu respiración y practiques la respiración abdominal. Reacciona solo una vez que estés en respiración abdominal.
Me encantará leer en vuestros comentarios cómo os han ido los ejercicios y los cambios que estáis notando al practicar la respiración consciente en vuestro día a día.
Y ya sabes, que, si estás en el proceso de tomar las riendas de tu vida, estaré encantada de acompañarte.